El disparador en X
El 9/10, el concejal Mauricio Zamora (Pacto Histórico) publicó en X una captura de la congresista estadounidense María Elvira Salazar, donde se lee:
“Muy productiva conversación ayer con dos grandes alcaldes de Colombia, Fico Gutiérrez y Alejandro Eder.
Lo que está pasando en Colombia es alarmante. Pero que quede claro: Colombia no es Petro.
Muy pronto, el pueblo colombiano dará un golpe sobre la mesa: no más pactos con los carteles, no más claudicar ante los criminales. Colombia está lista para ponerles fin de una vez por todas y recuperar la seguridad y la paz que merece.”
—Publicación difundida por @SergioMZamoraB en X.
La frase “dará un golpe sobre la mesa” encendió alarmas por el eco que puede tener en un país con memoria de guerra sucia, cooptación institucional y “políticas de orden” usadas para justificar retrocesos democráticos.
El periodista Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO) reaccionó en X a la misma captura con un mensaje crítico hacia Salazar y los alcaldes mencionados. En su post, Guillén cuestiona la autoridad moral de quienes promueven este tono y sugiere que detrás del slogan de “recuperar la seguridad” se reedita un libreto político conocido.
Nota: reproducimos la referencia por tratarse de una publicación pública; lo afirmado por Guillén es de su autoría y se cita como declaración, no como hecho probado por este medio.
Ver para creer: aquí, dando clases de moral @MaElviraSalazar, la amante del narcotraficante peruano Vladimiro Montesinos.
Le lamen los zapatos los oscuros @alejoeder y @FicoGutierrez, el ñero del cartel de Medellín.— Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO) September 10, 2025
Por qué importa el lenguaje (“golpe sobre la mesa”)
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En clave política, expresiones como esta tensionan la legitimidad del gobierno en ejercicio y preparan clima para soluciones de fuerza o atajos institucionales.
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Bajo gobiernos de derecha en el pasado, hubo señalamientos documentados —procesos judiciales, informes y periodismo de investigación— sobre financiaciones irregulares, connivencias con estructuras armadas y uso de la “seguridad” como coartada para cercenar derechos.
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Cuando el mensaje viene desde fuera (una congresista de EE. UU.) y se amplifica dentro con figuras locales, se instala un padrinazgo externo que pretende definir “quién es” o “no es” Colombia, desplazando a la ciudadanía y la Constitución como fuentes de legitimidad.
Lo que está en juego
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Voto y mandato: Descalificar al gobierno electo con consignas moralistas erosiona la vía democrática para tramitar desacuerdos.
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Estado de excepción encubierto: La promesa de “mano dura” suele venir con licencias para abusos y criminalización del disenso.
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Memoria selectiva: Se omite la responsabilidad histórica de sectores que, invocando el “orden”, habilitaron negocios y silencios funcionales a economías ilegales.
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Agenda económica: El paquete “seguridad + paz” frecuentemente blinda monopolios, reprivatiza lo público y terceriza la seguridad.
Citar al profe para entender el espíritu
Guillén, el periodista en ejercicio más veterano del país, ha insistido durante años en leer el espíritu detrás de estos mensajes: no la literalidad del eslogan, sino quién lo dice, para quién y con qué efectos. Su reacción en X se inscribe en esa línea: advertir que no se trata de una novedad, sino de un guion repetido que presenta a la derecha como salvadora, mientras desconoce el mandato popular y ablanda el terreno para medidas de excepción.
Colombia no es un eslogan ni una foto con padrinos internacionales. Es su gente, sus urnas y su Constitución. Si hay un “golpe” urgente, es contra la impunidad y la corrupción —no contra la democracia. Citar a Guillén aquí no es invocar una autoridad infalible, sino recordar una advertencia: cada vez que regresa el libreto de “salvar” al país con golpes sobre la mesa, conviene mirar la letra pequeña y la historia que ya conocemos.

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