La Inteligencia Nacional está moribunda, por lo que corresponderá al nuevo gobierno no solo revivirla, sino erradicar el ADN del M-19 que está incrustado
La Inteligencia Nacional está moribunda, por lo que le corresponde al nuevo gobierno a partir del 7 de agosto del 2026, no solo revivirla, deberá erradicar íntegra e integralmente el ADN del M-19 que se ha incrustado indebida y agresivamente en su seno, en el de la DNI.
Debo confesar que conocí al Dr. Alberto Casanova ex guerrillero del M-19 y el primer Director General designado por el presidente Gustavo Petro. Un gran ser humano, honesto, humilde, inteligente, profesional, y seriamente preocupado por la situación general del país. Logró articular un equipo de trabajo con experiencia, reconocido y formado en la Inteligencia de las diferentes fuerzas y conservar a muchos de los sherpas y aprendices que con ingentes esfuerzos y nueva visión, incorporamos y formamos en Europa y América. Todos ellos jóvenes profesionales de altísimas calidades, que con precisa mentoría y sofisticado entrenamiento, fueron proyectados como líderes del futuro, que regirían los destinos de la Inteligencia de Estado, gracias al apoyo y referente significativo de las Agencias de Inteligencia más modernas, profesionales, respetadas y efectivas del mundo.
Desafortunadamente su desconocimiento de la especialidad y fiel militancia al “eme”, sumado a las desviadas directrices y políticas erróneas del Ejecutivo, obligaron su salida anticipada, llevando al traste la esencia y naturaleza de la Inteligencia de Estado. La actitud estratégica de la DNI cambia abruptamente, colocándola al borde del abismo con el posterior y fatídico nombramiento del corrupto y hoy prófugo de la justicia y de Interpol, acogido por el régimen de Ortega en Nicaragua, Carlos Ramón González, quien durante el corto tiempo que permaneció al frente de la entidad, causó un daño monumental, arrasó con la escasa institucionalidad que quedaba, acomodando hábilmente un séquito de servilismos inservibles y cuestionados.
La hidra de mil cabezas está en la DNI. Los colombianos no tienen idea hacia dónde va el presupuesto de Inteligencia, ni siquiera disponen de una página web oficial, como si la tienen la CIA, el MI6 y la CNI. Las rendiciones de cuentas, si se hacen como ordena la ley, no se publican, pero lo que sí sabemos, es que está tomada por el M19, recurriendo a sus prácticas de tierra arrasada con quienes no son del “eme” y de indiferencia ante los ciudadanos. Y la Comisión Legislativa de Inteligencia un verdadero monumento a la ineficacia y mediocridad.
La DNI es el operador de confianza de los intereses exclusivos y personalísimos del primer mandatario
La DNI se ha convertido en la caja menor para el pago de informantes, en búsqueda de información para el Gobierno, como ocurrió con el caso que involucra al excanciller Álvaro Leyva. Es un fortín de empleo de los alfiles más poderosos del Pacto Histórico, y es el operador de confianza de los intereses exclusivos y personalísimos del primer mandatario. Y que no decir, de las relaciones clandestinas y no registradas con Nicaragua, Venezuela y Rusia.
Todo lo anterior es subterráneo y se enmascara hábilmente a través de las tres prioridades fijadas por el Ejecutivo para la agencia desde su llegada al poder: la lucha contra la corrupción, la defensa y promoción de los derechos humanos y la paz total. Es decir, la primera para perseguir a la oposición; la segunda para posicionar plataformas comunistas, socialistas y de izquierda, y la tercera para proteger y financiar las tozudeces de una fallida política de paz.
El estado social de derecho está huérfano sin una Inteligencia Estratégica de Estado competente, idónea y Constitucional. Se incumple abiertamente el mandato legal establecido en la Ley 1621 de 2013 que regula sus fines y funciones. Está tomada por quienes en décadas acudieron al terrorismo, aliados del narcotráfico para derrocar la democracia y cuyos delitos de lesa humanidad quedaron en la impunidad. Más grave aún, que nuestro país carezca del músculo necesario de Inteligencia y Contrainteligencia Externa para prevenir, anticiparse y responder ante actores y amenazas que hoy el orden global reconoce y que estratégicamente se aprovechan del desgobierno colombiano, para ganar terreno en enclaves estratégicos de la nación.
La Inteligencia Estratégica de un Estado son sus sentidos. Es la primera línea de anticipación y defensa de la nación. Orienta las más sensibles decisiones del Ejecutivo. Y le corresponde actuar, con la reserva moral que representan sus hombres y mujeres, con único y exclusivo interés nacional; sin obedecer a ideologías o proyectos partidistas, procediendo con rigurosa técnica y estrategia sobre los desafíos, las preocupaciones y las amenazas internas y externas que afronta la nación.
Por fortuna, hoy se rescata, la Inteligencia de nuestra Policía Nacional y Fuerzas Militares, que pese a la profunda adversidad que afrontamos, a las alianzas del mal que hoy prevalecen, y al debilitamiento sistemático del que ha sido objeto, lucha por, al menos blindar y conservar las capacidades del pasado, parte del talento humano especializado, su doctrina y su deber misional.
Del mismo autor: Una Cúpula admirable

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