En los últimos días, las redes sociales se han convertido nuevamente en el escenario de un debate encendido sobre la coherencia —o la falta de ella— en el discurso político colombiano. Dos publicaciones virales, una en X (antes Twitter) y otra en Instagram, han puesto en el centro de la polémica al abogado y comentarista Abelardo de la Espriella, conocido por sus constantes cambios de postura frente a temas nacionales.
“El arlequín de la política”
El periodista Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO) encendió la conversación con un tuit sarcástico que rápidamente superó las 30 mil visualizaciones. En su mensaje, Guillén calificó a De la Espriella como “el arlequín de la política”, insinuando que el abogado cambia de discurso con la misma facilidad con la que un bufón cambia de máscara.
En tono irónico, Guillén lo llamó “gran discípulo del pensamiento de la Chimoltrufia”, en referencia al personaje humorístico mexicano famoso por sus frases contradictorias. Citando una de ellas —“Como digo una cosa digo otra”—, el periodista dejó en claro su crítica: la supuesta incoherencia entre las posturas que De la Espriella ha defendido en distintos momentos políticos.
De defensor de la paz a “halcón de guerra”
Poco después, el político y creador de contenido Manuel Chima Alba se sumó al debate desde su cuenta de Instagram. En un video que combina archivo y comentario, Chima Alba señaló:
“Quien vestía la paz hoy lanza bombas de hipocresía.”
En la descripción del reel, Chima fue directo:
“La incoherencia política tiene nombre propio: ayer defensor de la paz y cercano a Timochenko, hoy disfrazado de halcón de guerra. Así es Abelardo de la Espriella, un oportunista que cambia de discurso según le convenga. Colombia no necesita más farsantes, necesita coherencia y verdad.”
La publicación, acompañada de hashtags como #Incoherencia, #ReelPolítico y #Colombia, acumuló miles de reproducciones y comentarios en los que los usuarios debatieron sobre la autenticidad y consistencia del discurso político nacional.
Un mismo diagnóstico: la incoherencia
Tanto Guillén como Chima Alba, desde sus trincheras ideológicas distintas, coinciden en un punto: la necesidad de coherencia política en un país donde las posturas cambian según las circunstancias o los intereses personales. Ambos señalan que el oportunismo mediático y el discurso cambiante erosionan la credibilidad de los líderes y contribuyen al desencanto ciudadano.
Más allá del personaje en cuestión, el debate refleja un mal más profundo: la volatilidad del discurso político colombiano, donde los antiguos defensores de la paz se transforman en críticos de los procesos de reconciliación y viceversa, según sople el viento electoral.
Por fortuna este sujeto no es más que el arlequín de la política. Gran discípulo del pensamiento de la Chimoltrufia:
“No nos hagamos tarugos, pos ya sabes que yo como digo una cosa digo otra, pues si es que es como todo, hay cosas que ni qué, ¿tengo o no tengo razón?”…— Gonzalo Guillén (@HELIODOPTERO) October 4, 2025
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