“Pedro Claver Téllez descansa en el periodismo”: la vida aventurera y la búsqueda de la verdad de un periodista nómada, retratado en un documental

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El pasado 1 de mayo de 2024, se estrenó el documental “Pedro Claver Téllez descansa en el periodismo”, una pieza audiovisual que narra la vida y obra del reconocido periodista y escritor colombiano Pedro Claver. La producción estuvo a cargo de la productora de cine Linithd Aparicio Blackburn, quien trabajó en conjunto con el mejor montajista de su equipo, Jhonan Cardona Melo, para crear una obra que refleja la esencia del periodismo y la literatura colombiana.

El documental se estrenó gracias a una colaboración entre el medio digital La Nueva Prensa y Calle Luna Producciones, y cuenta con la musicalización de “Ruda”, una banda que aportó su talento para crear una atmósfera única en la obra. La pieza audiovisual es una joya que no se puede perder, ya que muestra la vida de uno de los periodistas más importantes de Colombia.

Pedro Claver Téllez nació en 1941 y vivió por toda Colombia en hoteles de malas y buenas pulgas, siguiendo los rastros de historias de bandidos liberales, conservadores y comunistas. Su vida estuvo marcada por la aventura y la búsqueda de la verdad, lo que lo llevó a convertirse en uno de los periodistas más respetados del país, según relata el también periodista Gonzalo Guillén.

El documental muestra la vida de Pedro Claver Téllez desde su infancia, cuando huyó con su familia del pueblo en llamas durante la guerra civil, hasta su muerte en un hospital de Bogotá en 2022.

El testimonio de Pedro Claver fue grabado en video en la casa de Gonzalo Guillén, quien le pidió a la productora de cine Linithd Aparicio Blackburn que dispusiera un equipo de video para recoger las palabras de su colega. La grabación fue realizada con a cámara de la realizadora Simona Delgado y duró varias horas.

Durante la grabación, Pedro Claver compartió su vida y experiencias como periodista y escritor, incluyendo su pasión por la investigación de bandidos y criminales notables. También habló sobre su estilo de vida nómada y su lucha por sobrevivir en hoteles de baja calidad y sin dinero.

El testimonio de Pedro Claver fue grabado con el objetivo de preservar su legado en el periodismo colombiano y mostrar su vida y obra a las generaciones futuras.

Guillén recuerda los relatos de Claver

El periodista Gonzalo Guillén, editor de La Nueva Prensa, recuerda con cariño a Pedro Claver Téllez, escritor y periodista colombiano que falleció en 2022. Guillén conoció a Téllez en 1983, en el hotel El Prado de Barranquilla, donde ambos estaban alojados. En ese momento, Téllez estaba cubriendo una asamblea de la Federación de Comerciantes, mientras que Guillén esperaba un vuelo de avioneta para internarse en las selvas del Chocó e investigar sobre la depredación del bosque nativo y el tráfico de maderas.

Guillén recuerda a Téllez como un hombre con un vozarrón de locutor de películas de terror, estatura mediana, tez clara de género español, barba de profeta apocalíptico y nariz curvada. Téllez era un experto en la vida y obra de todos los malhechores notables del siglo XX, y solía contar historias fascinantes sobre ellos.

Entre los bandidos que Téllez solía mencionar estaban “Charro Negro” (comunista), “Chispas” (liberal), “Sangre Negra” (liberal), “Desquite” (liberal), “Tirofijo” (liberal y luego comunista), “Ganso Ariza” (conservador), “Pedro Brincos” (comunista), “Capitán Veneno” (comunista), “Tarzán” (liberal), “Punto Rojo” (liberal), “Zarpazo” (conservador), “Pájaro Azul” (conservador), “Colmillo” (conservador), “General Vencedor” (conservador), “Peligro” (conservador), “Tres Espadas” (conservador), “La Hiena” (conservador), “General Mariachi” (liberal) y “Siete Colores” (conservador).

Téllez tenía un interés especial por Efraín González, un conservador a muerte y malhechor brutal y fantástico, devoto de la virgen de Chiquinquirá. Téllez descubrió que era pariente suyo, aun cuando su linaje Téllez era liberal.

La vida y obra de Pedro Claver Téllez

Pedro Claver Téllez nació en Jesús María, Santander, en 1941, durante la guerra civil en la que se mataban liberales y conservadores. Su familia huyó del pueblo en llamas en un camión, con treguas angustiosas en poblaciones que mantenían afilados los machetes, los cuchillos y las hachas y cargadas las escopetas para ir a matar a los enemigos políticos. Al final, se estableció en Bogotá.

Téllez quiso ser ciclista profesional y progresó en ese empeño hasta cuando un porrazo le mató las ilusiones deportivas. Las lecturas nocturnas en voz alta de El Quijote que acostumbraba hacerle su padre le despertaron en la niñez atracción por el idioma y ardor por las aventuras. No tardó en comenzar su peregrinaje por periódicos, revistas y agencias de noticias y en ir de ciudad en ciudad, de hotel en hotel y de mujer en mujer. Nunca echó raíces ni organizó su vejez y al llegar a ella los hoteles a los que podía entrar eran cada vez más misérrimos, aun así muchas veces carecía con qué pagar una noche barata de posada con cama limpia y debía dormir en la calle. Los pocos libros que le quedaban y un computador, que luego le robaron, los cargaba en un morral, con algunas mudas de ropa.

La obra de Téllez es única y prodigiosa. Está dispersa en sellos editoriales que se olvidaron de él y hoy solo hay ejemplares para la venta en el comercio de libros viejos. De un par de sus obras no quedan ni los ejemplares que estaban guardados para la posteridad en la Biblioteca Nacional porque se los robaron.

De sus diversas convivencias de pareja quedaron algunos hijos a los que siempre se negó a referirse y con los cuales no tenía contacto.

Después de muchos años de no verlos, Téllez llamó una tarde para contar que le habían robado los pocos libros que cargaba, el computador, la ropa y el cepillo de dientes. Estaba en la calle.

Téllez fue un magnífico cronista y discípulo consagrado de la corriente norteamericana de los años 60 que se llamó Nuevo Periodismo. Esta corriente fue liderada por Truman Capote, Norman Miller, Joan Didion, Tom Wolf y otros, y fue la plataforma de otro movimiento, este latinoamericano, en el que descollaron Alma Guillermo Prieto, Germán Castro Caycedo, Daniel Samper Pizano, Tomás Eloy Martínez, Juan José Hoyos, Alegre Levy o Mario Vargas Llosa. Téllez se remojaba encantado en esos manantiales.

Fue un periodista y escritor que vivió una vida llena de aventuras y desafíos. Su obra es única y prodigiosa, y su legado sigue vivo en el periodismo colombiano.



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