Una serie de informes confidenciales ha sacado a la luz un audaz plan del Clan del Golfo para extender su dominio sobre la región que anteriormente controlaba el Bloque Metro de los paramilitares. La investigación, fruto de una colaboración entre Revista RAYA y Señal Colombia, denominada Señal Investigativa, ha logrado acceder a cuatro documentos reservados que detallan esta estrategia de expansión criminal.
El epicentro de esta revelación fue una reunión clandestina celebrada el 7 de abril de 2024, en un apartado trapiche cercano al cementerio de Santa Ana, en la zona rural de Granada, Antioquia. Allí, varios mandos intermedios del Clan del Golfo se dieron cita para dar forma a una nueva estructura dentro de su organización, destinada a imponer su control sobre el Oriente Antioqueño y parte del Magdalena Medio.
En un acto cargado de simbolismo, los criminales bautizaron a esta nueva rama como Frente Carlos Mauricio García, rindiendo homenaje al fallecido jefe paramilitar conocido como “Doble Cero”, fundador y líder del desaparecido Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Un informe de inteligencia militar, clasificado como “secreto”, detalla que durante este encuentro se abordó la estrategia de reclutamiento, centrándose en individuos mayores de edad para integrar el componente armado de la estructura. Además, se estableció una escala salarial para los diferentes rangos dentro de la organización, oscilando entre los 11 millones de pesos mensuales para el cabecilla principal y los 2 millones para los patrulleros de base.
Esta expansión territorial no es un plan aislado. Según una fuente anónima de alto nivel, familiarizada con las negociaciones de paz, la decisión de extenderse hacia el Magdalena Medio, el Nordeste y Oriente de Antioquia se tomó en una cumbre anterior en la región del Magdalena Medio. En dicho encuentro, se habría acordado una inversión superior al millón de dólares, aportados por narcotraficantes y empresarios, para financiar la expansión del Clan a nivel nacional.
El resurgimiento de antiguos paramilitares en la nueva estructura criminal
La consolidación del Clan del Golfo en el Magdalena Medio no es un fenómeno reciente. Informes de la Policía Judicial, Fiscalía e inteligencia de la Fuerza Aérea han venido documentando desde hace años la formación de un núcleo criminal afiliado al Clan en esta zona. Este grupo está liderado por ex miembros de las Autodefensas originarios de la región, una situación que ha estado bajo el escrutinio de las autoridades al menos desde 2019, cuando una ola de homicidios y venganzas del crimen organizado sacudió municipios como La Dorada (Caldas), Puerto Triunfo (Antioquia) y Honda (Tolima).
Según la fuente anónima consultada por los investigadores, el actual plan de expansión nacional del Clan del Golfo es una respuesta a la “frustración” generada por el estancamiento de los acercamientos con el gobierno. Estos diálogos se han visto paralizados desde la salida de Danilo Rueda de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y el nombramiento de Otty Patiño como su sucesor.
Ricardo Giraldo, quien funge como representante legal del Clan, expresó su descontento a la Revista RAYA, señalando que su único encuentro con el comisionado Patiño -quien lleva más de seis meses en el cargo- fue meramente fortuito. Giraldo lamentó la aparente falta de voluntad por parte del gobierno actual para entablar un diálogo con la organización criminal que él representa.
La inteligencia militar ha identificado a los presuntos líderes de esta nueva rama criminal en el Oriente antioqueño. Por un lado, se menciona a un ex integrante de las AUC que anteriormente formaba parte del grupo liderado por el veterano paramilitar Ramón Isaza en la zona de Puerto Triunfo. Por otro lado, figura Ramiro de Jesús Henao Aguilar, alias “Simón Fantasma”, un antiguo miembro del extinto Bloque Metro.
El historial de “Simón Fantasma” es particularmente notorio. Fue condenado por el asesinato de dos sindicalistas: William Mario Upegui Tobón, educador y dirigente sindical, y Jaime de Jesús Ramírez Alzate, presidente de un sindicato de empleados públicos en El Santuario. Ambas víctimas fueron acusadas por los paramilitares de simpatizar con grupos insurgentes.
De falso testigo a líder criminal: el controvertido pasado de “Simón Fantasma”
El historial delictivo de Ramiro de Jesús Henao Aguilar, conocido en el submundo criminal como “Simón Fantasma”, no se limita a los asesinatos de sindicalistas. Tras reconocerse culpable de una veintena adicional de homicidios perpetrados bajo la extinta estructura del Bloque Metro, Henao Aguilar logró su excarcelación en septiembre de 2023. Un auto judicial con fecha del 11 de septiembre de ese año, emitido por el juzgado de ejecución de penas de La Dorada, le concedió la libertad condicional.
Sin embargo, la libertad de “Simón Fantasma” parece haber sido efímera en términos de su reinserción social. Según los informes de inteligencia militar, en diciembre del mismo año, Henao Aguilar ya estaba de vuelta en el Oriente antioqueño. Allí, presuntamente, “habría sostenido una reunión con integrantes de la Subestructura ‘Jorge Iván Arboleda Garcés’ del GAO – Clan del Golfo, luego de esta reunión llegó hacer presencia [en la zona]”.
La figura de “Simón Fantasma” cobra especial relevancia más allá de su historial paramilitar. En 2014, según determinó la Corte Suprema de Justicia, Henao Aguilar se convirtió en uno de los testigos falsos que presuntamente rindió declaraciones favorables al expresidente Álvaro Uribe Vélez. Estas declaraciones formaron parte de lo que la justicia colombiana considera un montaje orquestado por Uribe en contra del senador Iván Cepeda, caso por el cual el expresidente enfrenta actualmente un proceso judicial que, en sus propias palabras, lo tiene “al borde de la cárcel”.
El testimonio de Henao Aguilar en 2014 fue crucial en este entramado judicial. Declaró haber recibido, supuestamente dos años antes, ofrecimientos de Cepeda para incriminar a Uribe en actividades delictivas. Estas declaraciones, obtenidas mientras Henao Aguilar se encontraba recluido, fueron gestionadas por Wilser Molina, exmiembro del CTI y abogado de paramilitares, quien hoy ocupa el cargo de alcalde de Amagá representando al partido Centro Democrático.
Fue precisamente a raíz de estas declaraciones que Uribe interpuso una denuncia penal contra Iván Cepeda. El desenlace de este proceso judicial tomó un giro inesperado: Cepeda fue absuelto de los cargos, mientras que Álvaro Uribe terminó imputado por presuntamente intentar engañar a la justicia mediante testimonios falsos.
La reaparición de “Simón Fantasma” en el escenario criminal del Oriente antioqueño, ahora como presunto líder de una nueva estructura del Clan del Golfo, no solo representa una amenaza para la seguridad de la región, sino que también arroja una sombra inquietante sobre los procesos judiciales de alto perfil en Colombia. Este caso pone de manifiesto la compleja red de relaciones entre el paramilitarismo, la política y el sistema judicial colombiano, desafiando los esfuerzos por desmantelar las estructuras criminales y esclarecer la verdad en casos de corrupción de alto nivel.
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