Esta columna la escribí en Manhattan, cayendo la tarde del 23 de Septiembre de 2025, desde un balcón contiguo al monumento en memoria a las 2.977 víctimas de los atroces atentados terroristas, entre los que derribaron las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001. Mi ángulo visual era directo a los cuadriláteros del memorial de luz y agua, difícilmente podía perderse la mirada sobre los destellos azules difuminados y enmascarar el sonido de miles de filigranas de agua que caían en forma de cascada, y como no, sentir un penetrante escozor que revivía con impotencia las secuelas irreparables del terrorismo.
Me encontraba allí en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, reunido con autoridades neoyorquinas, el sector privado y organismos multilaterales, en mi condición de coordinador para LATAM & Caribe de la Estrategia Triángulos, un mecanismo creado para integrar esfuerzos público-privados orientados a prevenir y combatir las economías criminales en la región.
A la misma hora se transmitía en directo la alocución del Presidente de la República en la ONU, capturaba algunas frases y hubo una, que sin causarme mayor sorpresa, acaparó toda mi atención, la misma que, por las circunstancias del momento, ahondaron mi consternación y me llevaron a cambiar la versión inicial de este artículo: “ La Política antidrogas entre Colombia y Estados Unidos se ha construido por décadas con políticos mafiosos colombianos que han gobernado el país en los últimos años”. Era usual escuchar semejante barbaridad del Presidente, sin embargo, el escenario se convirtió en la gota que rebozó la copa, pues inevitablemente vinieron a mi dos cuestionamientos: el primero sobre, la compleja posición qué estará enfrentando la cúpula de la Fuerza Pública ante estos infundados señalamientos; y luego, el tamaño de injusticia con las familias y amigos de miles de víctimas civiles, soldados y policías de la patria que perdieron sus vidas por cuenta del narcotráfico y el terrorismo, y que según el Presidente de los colombianos, se sacrificaron al servicio de una causa mafiosa. Insólito!
Por el bien de nuestra democracia, menos mal la nación tiene al frente una cúpula admirable. Tengo absoluta convicción de que el Cuerpo de Generales y Almirantes, y la mayoría de mujeres, hombres y no uniformados de la Fuerza Pública rechazan con inmerecido, pero prudente silencio y debida disciplina, desde lo más profundo de sus corazones y en el seno de sus hogares, los reiterados agravios del Primer Mandatario. También, las Reservas Activas y sus familias que constantemente indignados, ya no encuentran alternativas democráticas, sino la de unirse activamente a cualquier opción que represente la oposición radical al Pacto que gobierna y manteniendo en alto la voz vehemente de inconformismo.
Arrastrar con una frase envenenada y mentirosa, años de sacrificio de toda una nación herida y afligida a causa del narcoterrorismo, para atacar ante el mundo a enemigos políticos, sin consideración con los héroes de la patria, desde la ONU, es delirante y perverso y revictimiza, pero claro, es racional y calculado.
He participado en discusiones álgidas, que en público y privado cuestionan el silencio “cómplice” de la cúpula, “sometida al petrismo”, se frustran ante homenajes innecesarios al Presidente y a su séquito, e incitan de manera directa, ligera e irresponsable a sublevaciones. Entiendo su impotencia y desazón, pero este no es el camino. Depositemos toda nuestra confianza y fé en el Ministro de Defensa y el Alto Mando, cuya actitud de cara al país, ha sido Constitucional, transparente, prudente, sin protagonismos y de ingentes e inteligentes esfuerzos para sobrellevar tan compleja coyuntura.
Nuestra Fuerza Pública goza de los más altos indicadores de favorabilidad en la historia reciente
Hoy nuestra Fuerza Pública goza de los más altos indicadores de favorabilidad en la historia reciente. El Director General de la Policía fue ovacionado por su liderazgo, resultados y compromiso con el país, en el Festival de las Ideas la semana pasada en Villa de Leyva. Esta, es una cúpula que conduce acertadamente los destinos de la seguridad y defensa nacional en medio de múltiples vicisitudes y políticas desatinadas. Con inteligencia, estrategia y debida obediencia se contrapone a proyectos que ponen en riesgo la estabilidad democrática. Es una cúpula que no está en condiciones de negociar los principios, que prefiere antes que nada, dimitir, y que no esconde un coronel Hugo Chávez en potencia. Realmente han maniobrado con brillante y honesta sensatez entre las ásperas cuerdas.
No es sano para la democracia, apostar a que se repitan episodios, muy lamentables como los ocurridos en la época del proceso 8 000 en la era de Samper, con el mal llamado “ruido de sables”; tampoco el registrado un 7 de agosto de 2018 en la Plaza de Bolivar, cuando bajo la tormenta, el entonces Presidente del Congreso Ernesto Macías, con tono vociferante exigía al Presidente Duque el relevo inmediato de la Cúpula por considerarla pacifista y entregada a la Paz, actitud igualmente irresponsable, radical y despreciable, que marcó un camino de tensiones y fracturas al interior de la Fuerza Pública durante el siguiente periodo presidencial.
Coincido con quienes señalan los mensajes del Primer Mandatario de “intergalácticos”, en consecuencia su impacto terrenal por ahora, no será determinante, aunque el daño es inmarcesible. Porque la manipulación y el resentimiento conduce al caos y aviva la violencia, como ocurrió con el lamentable magnicidio del Senador Miguel Uribe.
Tomará tiempo repararlo todo, el desafío es grande y no da espera. La primera tarea será cambiar diametralmente el fatídico rumbo que ha trazado el desafortunado Pacto que nos gobierna, marcado por la corrupción endémica, la mala gerencia, el pésimo ejemplo y una disfuncionalidad familiar, moral y de principios sin precedentes.
Como se ha dicho en anteriores columnas: no fue el gobierno de La Paz total, tampoco de la seguridad humana y menos, el que hizo de Colombia una nación potencia de la vida. Las cifras y los hechos son tozudos y la indignación nacional e internacional están más presentes que nunca.

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