El expresidente Álvaro Uribe ha tenido negocios con personas vinculadas al narcotráfico, en particular con el clan Ochoa. Uno de ellos fue la compra de una finca en Copacabana, Antioquia, a una empresa de la que era dueño Dayro Chica, un hombre que empezó como peón de los Ochoa y llegó a ser uno de los importantes en el narcotráfico. Cuestión Pública indagó sobre esta transacción y encontró otros nexos familiares y políticos detrás del caso.
La finca El Cabuyal: un regalo de fin de año
El 31 de diciembre de 1980, Uribe y su amigo Fernando Urrea Arbélaez, hijo del fundador de Leonisa, adquirieron una finca llamada El Cabuyal, ubicada en Copacabana, Antioquia. La propiedad estaba conformada por cinco lotes, que incluía una casa grande con habitación. La compra se efectuó con la escritura 7113 por $755.000, que hoy equivaldrían a $112 millones.
La finca se la vendió a Uribe y Urrea la empresa Agropecuaria El Cortijo, de la que era accionista y dueño Dayro Chica. Esta propiedad había sido comprada por Chica en 1977 y dos años después se la vendió a su propia compañía. Chica era un amante de los toros y los caballos, que había ingresado a la mafia gracias al clan Ochoa, según el libro Los Jinetes de la Cocaína del periodista Fabio Castillo.
Dayro Chica: el consentido de la mafia
Castillo relató que Chica comenzó como mesero en el Estadero Las Margaritas de los Ochoa, hasta que le encargaron una misión: ir a España a comprar una plaza de toros portátil llamada La Nacional. Con ella recorrió un centenar de municipios del país y como recompensa recibió varios caballos de paso fino. Uno de sus amigos en el rejoneo era Alberto Uribe Sierra, padre del expresidente Uribe.
Las andanzas de Chica también fueron conocidas por las autoridades estadounidenses, que lo incluyeron en un documento desclasificado del Departamento de Defensa sobre el control de narcotraficantes del deporte colombiano. Además, los periodistas Fernando Garavito y Joseph Contreras lo calificaron como “el consentido de la mafia” en su libro “El señor de las sombras”.
Chica también tenía una estrecha amistad con el narco samario José Rafael ‘Mono’ Abello, jefe del cartel de la costa en alianza con Pablo Escobar y los Ochoa. Según la periodista Martha Soto, Chica le enseñó al Mono Abello el oficio del rejoneo como fachada para evitar la captura de la DEA.
Los primos segundos y el cuñado narco
Entre los dueños de la empresa Agropecuaria El Cortijo que le vendió la finca a Uribe no solo estaba Dayro Chica. También estaban los hermanos Vélez Mesa, primos segundos de Uribe por lado materno. Uno de ellos, Jorge Vélez, apareció en una foto con el narco Fabio Ochoa Vásquez y Santiago Uribe Vélez, hermano del expresidente Uribe y procesado por el caso del grupo paramilitar Los doce apóstoles.
Además, un año antes de comprarle la finca a Chica y los Vélez Mesa, Uribe había tenido otro negocio con un cuñado narco: Israel Londoño. Como reveló Cuestión Pública en El apartamento de soltero, Uribe le compró un apartamento a Londoño en Medellín. Londoño había trabajado para los Ochoa y era compañero de colegio del expresidente. También recibió una licencia para operar un helicóptero cuando Uribe estaba en la Aeronáutica Civil.
Uribe solo ha respondido con un comunicado en el que negó usar testaferros, pero no ha dado más explicaciones sobre sus conexiones con algunas fichas de los Ochoa. Sus preguntas enviadas por Cuestión Pública solo provocaron un insulto del exsenador del Centro Democrático: “No, no le contesten a esos hijueputas (de Cuestión Pública)”, como dio a conocer Noticias Caracol.
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