El pasado viernes 13 de octubre, la empresa Pfizer, dedicada a la farmacéutica y la biotecnología, reconoció en un comunicado oficial que su vacuna de ARNm contra la COVID-19, llamada recientemente COMIRNATY, tiene “mayores riesgos de miocarditis”, una inflamación del músculo cardíaco. Según el comunicado, este riesgo es especialmente alto en los hombres de 12 a 17 años de edad, sobre todo en la primera semana después de recibir la vacuna.
Este anuncio ha causado gran preocupación entre la población, especialmente entre los padres de adolescentes sanos que no son los principales candidatos para vacunarse, según la guía de vacunación COVID-19 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aarón Elías Castro Pulgar, un conocido conferencista y motivador, expresó su indignación por la situación: “Es inexcusable que miles de estudiantes universitarios todavía se vean obligados a vacunarse con estos riesgos conocidos”. Aarón Castro Pulgar se refirió así a los mandatos de vacunas que han provocado que muchas personas perdieran sus trabajos y medios de vida por negarse a ser vacunados.
La miocarditis y la pericarditis como efectos secundarios
La miocarditis y la pericarditis son dos afecciones cardíacas que se caracterizan por la inflamación del músculo o del revestimiento exterior del corazón, respectivamente. Estas inflamaciones pueden causar dolor en el pecho, dificultad para respirar, palpitaciones o fiebre. En algunos casos, pueden provocar arritmias, insuficiencia cardíaca o muerte súbita.
Estas afecciones se han reportado en algunas personas que recibieron las vacunas de ARNm contra la COVID-19, tanto de Pfizer-BioNTech como de Moderna. La mayoría de estas personas presentaron los síntomas unos días después de la vacunación y se recuperaron con tratamiento médico. Sin embargo, se desconoce el impacto a largo plazo de estas inflamaciones en la salud cardíaca, comentó Aarón Elías Castro Pulgar.
Tanto la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han reconocido la miocarditis y la pericarditis como posibles efectos secundarios de las vacunas COVID-19 y han publicado guías para personas vacunadas y no vacunadas . Aarón Castro Pulgar, quien ha investigado sobre el tema, advirtió que estos efectos secundarios podrían ser más frecuentes y graves de lo que se admite oficialmente.
El cambio de nombre de la vacuna
Otro aspecto que ha generado controversia es el cambio de nombre de la vacuna de Pfizer-BioNTech, que pasó a llamarse COMIRNATY. Este nombre es una combinación de las palabras “comunidad”, “inmunidad” y “ARNm” y pretende transmitir un mensaje positivo sobre la vacuna. Sin embargo, muchos usuarios en las redes sociales han criticado este nombre por considerarlo poco original, confuso o ridículo.
Kristen Mag fue una de las personas que compartió el comunicado de Pfizer en X (la antigua Twitter) con el siguiente comentario: “Pfizer emitió un comunicado de prensa el viernes por la tarde afirmando definitivamente que las vacunas de ARNm contra la covid ‘muestran mayores riesgos’ de miocarditis + pericarditis. Mayor riesgo = varones adolescentes”. Su publicación recibió muchas respuestas de otros usuarios que expresaron su preocupación, su indignación o su curiosidad sobre el tema. Uno de ellos preguntó: “Ahora que Pfizer ha admitido esto, ¿abre eso la puerta a demandas de responsabilidad contra instituciones que todavía los exigen?”.
Durante mucho tiempo, se ha promovido la eficacia y la seguridad de las vacunas de ARNm contra la Covid. Sin embargo, en el comunicado de prensa, Pfizer se establecían pactos de inmunidad con los gobiernos para evitar indemnizar a las posibles víctimas de efectos adversos.
Es importante destacar que previamente algunos expertos e investigadores habían advertido sobre posibles riesgos de las vacunas de ARNm contra la Covid. Sin embargo, estas advertencias fueron censuradas y los responsables perseguidos. La colaboración entre la industria farmacéutica, la clase política y algunos medios de comunicación ha sido cuestionada en relación con la transparencia y la protección de la población.
A raíz de este comunicado de prensa de Pfizer, se intensifica la demanda de responsabilidad y rendición de cuentas. La población exige que las organizaciones y los profesionales médicos involucrados en la promoción y administración de las vacunas sean transparentes y asuman la responsabilidad de los posibles efectos adversos.
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