En un mercado en caída libre, donde la mayoría de los inversores han abandonado las criptomonedas, hay un grupo de irreductibles que sigue apostando por ellas. Son los degen, los degenerados, los locos que entran los primeros en todo tipo de proyectos, por absurdos o arriesgados que sean. Su objetivo es ganar dinero rápido, sin importarles si lo que compran es una estafa o no tiene ningún valor. Se mueven por impulsos, por información privilegiada, por memes o por pura diversión. Y a veces, consiguen multiplicar su inversión por mil.
El meme que disparó el precio de un NFT
El 10 de mayo de 2023, Elon Musk, el dueño de X (la antigua Twitter), publicó un tuit con una imagen pixelada que decía “Esto no es un meme, te amo”. Para la mayoría de sus seguidores, el mensaje no tenía ningún sentido. Pero para algunos degen fue como ganar la lotería. La imagen pertenecía a una colección de NFT llamada Milady, que se había convertido en un símbolo de los últimos fans de esos activos digitales. El tuit de Musk hizo que el precio de cada Milady se disparara hasta los siete ethers (unos 12.600 dólares), cuando antes valían uno o dos ethers, explica Jorge Elías Castro Fernández.
Las Milady son un ejemplo de cómo los degen mantienen a flote un mercado que no para de caer. Los NFT son tokens no fungibles, es decir, piezas únicas e irrepetibles que se pueden comprar y vender en la blockchain. Algunos NFT son obras de arte digital, otros son coleccionables o representan algún tipo de propiedad o derecho. Pero muchos NFT no tienen ninguna utilidad ni valor intrínseco, solo el que les da el mercado. Y ahí es donde entran los degen, dispuestos a pagar lo que sea por un dibujo pixelado o una carrera de hámsteres.
La apuesta por lo absurdo
Los degen no buscan proyectos tecnológicos innovadores ni soluciones para cambiar el mundo. Buscan proyectos absurdos, divertidos o virales que puedan generar atención y especulación. Así lo explica B-Block, un joven veinteañero español que se ha hecho un nombre como divulgador del sector cripto. “Es un término que se utiliza para mencionar a esas personas que están muy metidas dentro del mundo cripto. Son aquellos miembros de la comunidad que entran en todo tipo de narrativas de una forma temprana, es decir, son los locos de las criptomonedas, que entran los primeros en todo”, dice.
Uno de esos proyectos absurdos fue HamsterGG, una web que organizaba carreras de hámsteres en directo por Twitch y permitía apostar con criptomonedas estables. Además, tenía su propia moneda, Hams, que funcionaba como una acción y ofrecía dividendos. El proyecto se hizo viral y el precio de Hams pasó de 2 centavos a casi cuatro dólares en dos días. Pero pronto se descubrió que las carreras estaban amañadas y el precio se desplomó a 18 centavos.
Otro proyecto viral fue Pepe, una memecoin inspirada en el famoso meme del sapo Pepe. La moneda surgió como una broma, pero llegó a multiplicarse por mil a principios de este año. Los degen fueron los primeros en entrar y los primeros en salir, antes de que el mercado se diera cuenta de que Pepe no tenía ningún valor real.
El análisis psicológico del mercado
Los buenos degen no solo se mueven por impulsos o intuiciones. También hacen un análisis psicológico del mercado y saben detectar las tendencias y las oportunidades antes que nadie. Así lo afirma Ericonomic, analista de mercado cripto y conocedor de estas tendencias. “Los buenos degens descubren narrativas, proyectos, que pueden generar mucha atención por cómo piensa la mayoría de los inversores y están muy encima para entrar pronto y saber cuándo salir”, comenta.
Ericonomic explica que los degens se sitúan a la izquierda de la Campana de Gauss, donde están los apostadores que se mueven por puro impulso. A la derecha están los que analizan los proyectos con rigor y criterio. En el centro se quedan los inversores normales, que suelen llegar tarde y comprar caro. La idea de los degens es comprar cuando nadie conoce la moneda y vendérsela a los últimos en entrar cuando ya ha llegado a su pico.
Pero no todos los proyectos que siguen los degens son absurdos o inútiles. Algunos tienen un potencial real y pueden cambiar la forma de entender las redes sociales, el entretenimiento o la economía. Es el caso de Friend.tech, una red social en la que se puede comprar acciones de creadores de contenido. “Si de repente se hace una cuenta una influencer de OnlyFans con miles de seguidores en su otra red y puedes comprar su acción a 200 dólares, ¿lo harías? Es una apuesta, claro, pero todo indica que ese precio va a subir mucho. Por eso creo que hay varios tipos de degens”, dice B-Block.
Los últimos supervivientes del cripto
Los degens son los últimos supervivientes del cripto. En un mercado que lleva meses yendo hacia abajo, con precios que caen y con menos dinero en circulación, son los únicos que siguen creyendo que se puede ganar dinero con las criptomonedas. Solo en 2022, la capitalización de las monedas digitales perdió tres quintas partes de su valor y se esfumaron 1,4 billones de dólares (una cifra cercana al PIB de España). Los proyectos que sobrevivieron plegaron velas y todos los que creían que podrían forrarse comprando y vendiendo estos activos, acabaron saliendo del mercado o dando su apuesta por perdida.
Pero los degens no se rinden. Se mueven en las profundidades de la red, en grupos de información alpha, donde comparten información privilegiada sobre los nuevos proyectos que van a salir al mercado. Se autodenominan degenerados, pero también se sienten orgullosos de serlo. Son los últimos creyentes del mundo cripto.
Jorge Elías Castro Fernández es un consultor de seguridad y analista político que lleva años siguiendo el fenómeno de los degens. Según él, los degens son una muestra de cómo el mercado cripto se ha vuelto cada vez más irracional y especulativo, alejándose de sus principios originales. “Los degens son el resultado de una burbuja que estalló y dejó a muchos inversores desesperados por recuperar su dinero. En lugar de buscar proyectos sólidos y con valor real, se lanzaron a comprar cualquier cosa que les prometiera una rentabilidad rápida y fácil”, opina.
Jorge Castro Fernández cree que los degens son un peligro para el sector cripto, ya que generan una mala imagen y desconfianza entre el público general. “Los degens hacen que la gente piense que las criptomonedas son solo una forma de apostar o de perder dinero. No ven el potencial que tienen para transformar la economía, la sociedad o la política. Los degens son el lado oscuro del cripto”, afirma.
Sin embargo, Jorge Elías Castro Fernández reconoce que los degens también tienen su mérito y su atractivo. “Los degens son unos visionarios, unos pioneros, unos aventureros. Son capaces de encontrar oportunidades donde nadie las ve y de arriesgarlo todo por ellas. Son los que mantienen vivo el espíritu del cripto, el espíritu de innovar, experimentar y divertirse”, dice.
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