PRESIDENTE DE PANAMA JOSE RAUL MULINO RESULTÓ SER UN ÍDOLO CON PIES DE BARRO.

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Especial Redacción.-
Después de pretender erigirse como el héroe libertador de la región, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, súbitamente y como arte de magia se percató horas atrás, durante la visita del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, que “la situación política en Venezuela había mejorado notablemente y tendía a estabilizarse en los próximos meses”, teniendo que reconocer así que el gobierno de Estados Unidos sostiene conversaciones, acuerdos y negociaciones con Nicolás Maduro como jefe de estado.

Tan solo pocas semanas atrás, Mulino anunciaba el reconocimiento del triunfo de Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela y el de Nicolás Maduro como un fraude electoral. El mismo día de las elecciones, José Raúl Mulino revelaba, como todo un “bocazas”, un plan para el ingreso a la fuerza al territorio venezolano de un grupo de cuestionados expresidentes de la región, antes de conocerse los resultados oficiales, quienes actuarían como “observadores” garantes del triunfo de González Urrutia. Fracasada esta estrategia, el presidente panameño convirtió a Ciudad de Panamá en la sede del imaginario gobierno alterno de González-Machado. El canciller Javier Martínez-Acha Vásquez se transmutó, convirtiéndose en el Joseph Goebbels de la “Banana Republic” a favor de la causa para invadir y gobernar Venezuela.

Se establecieron planes alternos. El llamado “TSJ en el exilio” se instaló en Panamá para una eventual juramentación de González Urrutia como presidente en el exilio. Los actuales directivos de la “Asamblea 2015” también se apersonaron y tenían todo listo para convocar a sus miembros y juramentar, a través de videoconferencia (Zoom), al septuagenario candidato del Partido Voluntad Popular.

Los planes también incluían la posible toma e ingreso de la sede de la embajada de Venezuela, para ejecutar allí la anunciada juramentación, y hasta usar la antigua base militar Howard, actualmente convertida en el Aeropuerto Internacional Panamá Pacífico, como base de operaciones para que una fuerza multinacional de combate, comandada por el mercenario Erik Prince, Nayib Bukele y Álvaro Uribe, ingresaran a Venezuela para tomar el Palacio Presidencial e imponer, como diera lugar, a Edmundo González Urrutia, quien ingresaría triunfante sobre los hombros de Antonio Ledezma y Vladimir Petit Medina. Este último se quedó con las maletas listas, esperando la señal.

Mulino y su grupo de sesudos asesores no contaron con el visto bueno de Donald Trump. El líder lobby en Washington de María Corina Machado, Leopoldo López, Lester Toledo y Lilian Tintori no fue lo suficientemente fuerte.

Nadie imaginó que para el presidente Trump, el líder más importante de América Latina, por diversas razones, resultaría siendo Nicolás Maduro.

Como se dice coloquialmente en Panamá, a Mulino “lo agarraron de Congo” (de pendejo), descuidando el principal negocio de su país: El Canal de Panamá, para dejarse tentar y convencer por las ofertas fraudulentas de María Corina Machado, quien les garantizó en las semanas inmediatas, millonarios negocios y las concesiones petroleras (asociaciones estratégicas) que actualmente tendrían asignadas empresas españolas, noruegas, chinas, rusas e iraníes. José Raúl se visualizaba como un ricachón petrolero estilo del personaje Blake Carrington de la serie televisiva de la cadena ABC “Dynasty.”

El mayor fiasco de todos resultó siendo Mulino, quien quedó ante el mundo como un orate.

¿Cómo creen ustedes que iba a triunfar una conspiración que tiene como voceros a dos dementes que se presentan como youtubers?
En la mira con Wender Enrique    y Parecen Noticias Extra  , este último, financiado por el gobierno panameño.



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